1952, 2 de Julio, Louisiana, Baton Rouge.
“Me encerraron aquí hace mucho tiempo. Incluso no recuerdo
cuando me encerraron. En el hospital de los locos. Si te encierran aquí estás
seguro de que vas a pasar el resto de tu miserable vida en el encierro lejos
del mundo, lejos de la civilización y de la gente normal.
A veces recuerdo cosas que sucedieron en el pasado, a pesar
de que ya son recuerdos no deseados ¿Recuerdos? Tales recuerdos no se quiere
acordar nadie...Pero el trauma se queda como una cicatriz en el corazón. A
veces los veo cuando vienen a visitarme por la noche. Se emergen de nada de la
oscuridad arrastrándose de debajo de la cama. Estaban de misma manera como los
vi la última vez , cuando los deje. Ahora son nada, por eso no me temo. Paro a
veces sus apariencias dan susto. Congela la sangre en las venas y acelera el
pulso. No me sorprende que aún estén aquí. Después de todo fui yo que les había
quitado la vida. Ahora, por mi culpa, pasean perdidos por este mundo, muertos.
¿Pero no los he liberado de dolor que nos acompaña durante nuestra vida?
Podrían haber sufrido mucho, o podían haber causado mucho daño. Yo los he
liberado de eso. Deberían darme las gracias y no atormentarme”
“No pienso que mi vida ha sido algo malo. Después de todo,
todo el mundo tiene el derecho de vivir como le apetezca, ya que le pertenece a
él la vida. Nadie nos puede decir que hacer, somos libres. Pero yo no estoy
libre. Estoy encerrado en esta jaula y observo el mundo que me rodea. La gente
está gritando y solo fobias inventadas por ellos, fobias ajenas, los calma.
Ellos miran. Los que llevan las chaquetas blancas. Pero ellos no saben nada
sobre el otro mundo, sobre mi mundo. Es horroroso pero es mi mundo.”
“Me lo acordó una niña, cuando ella apareció sobre mi cama.
Me acuerdo de ella y me acuerdo como le quité la vida. Un corte de cuchilla y
una fuente de sangre. Cuando vino estuvo de misma manera que esa noche tenía un corte largo de oreja a
oreja en el cuello, cuando regresaba de una casa de una amiga y vino hacia mi
callejón oscuro. Esto debería ser una lección para los padres que no debería
dejar ir solos por la noche . No sé por qué lo hice, no lo se. Tal vez es
debido a que la muerte es algo hermoso para mí o, tal vez, quería evitarle el
dolor de la vida adulta. Pero esta vez le miré mas de cerca. No dijo nada, solo
se quedó mirándome. En sus ojos vi el odio que se extraía de ellos. Quería
lanzarse encima de mí pero me atravesó. No me rozó ni un poco. Luego vino la
siguiente. Una anciana cuyo cuerpo todavía está en el fondo de un lago. Nadie
sabe de ella, sobre todo, porque ella no le importaba a nadie. Se sentó en una
silla y empezó a hablarme de su vida y luego se ha desvanecido en el aire.”
“Pero la peor de todos ellos fue la mujer que he molido en
un molino. Una noche se metió debajo de mi cama, se veía horrible. Era una
mezcla de restos humanos. Me pregunté: ¿cómo camina esta pasta de humanos? Mezcla
de restos humanos podridos. Me acuerdo de cómo crujían sus huesos al molerla en
el molino y el dulce grito. Cuando le miré en los ojos desapareció. No me
importa que tenga una vida así o que el dolor de un ser humano me alegre o que
cuando veo a una mujer me imagino miles de maneras de matarla, hacerle sufrir.
Pero a veces estoy muy cansado. Tal vez algún día estas pesadillas me van a
capturar ¿y entonces qué? ¿Me van a moler en un molino, me harán un corte en la
garganta o me van a hundir en un lago?
“Jaja”
“La muerte es la única manera de salvarme de este cruel
mundo, lleno de personas como yo.”
Primer premio de narraciones de Halloween-2014
Autora: Victoria Sienkiewicks, alumna de 4º ESO A
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